La toxina botulínica tipo A es un tratamiento no quirúrgico, rápido e indoloro. Consiste en micro inyecciones en la zona a tratar cuya aplicación no lleva más de unos pocos minutos y las pacientes pueden continuar con su ritmo de vida habitual sin inconvenientes. Actúa relajando el músculo que provoca la arruga y de esta manera trabaja directamente en el origen del problema.
Lo más importante es que las arrugas y líneas de expresión se atenúan o desaparecen, recuperando así la frescura y luminosidad de la piel, sin alterar la naturalidad de la cara.
Los resultados varían dependiendo de cada paciente, pero generalmente a partir de las 48-72 horas post aplicación comenzará a notar resultados, alcanzando su máximo efecto entre los 7 a 15 días posteriores a la aplicación.